¿El brote de Hantavirus es una epidemia imparable? ¿Qué se hizo hasta ahora? ¿Qué se puede hacer?
Cuando hablamos de Hantavirus nos estamos refiriendo en realidad a varios virus que son parecidos entre sí. Circulan entre roedores y son reservorio específico, es decir que cada especie de roedor transmite un tipo de Hantavirus distinto. Probablemente, el virus y ratón que menos se esforzaron en bautizar, el Sin Nombre Virus y el Ratón Colilargo, sean los que originaron todo este conflicto en Epuyén (al noroeste de Chubut). Pero más allá de los nombres simpáticos, lo cierto es que el hecho de que se trate de una zoonosis (que circula entre animales) hace que el problema sea bastante difícil de erradicar, dado que los animales son reservorio de la enfermedad y lo último que queremos es acabar con una especie completa de animales con todas las consecuencias que eso podría tener.
Durante la última década fuimos observando alrededor de 100 casos por año de estos virus en humanos. En las personas, generalmente entre dos y cuatro semanas después de contraer el virus, aparece fiebre y otros síntomas comunes a muchas enfermedades, como por ejemplo mialgias, cefalea, tos, vómitos y dolor abdominal. Algunas veces, en el caso de los virus americanos, puede desencadenar también un cuadro pulmonar grave.
Casi siempre la persona adquiere el virus por estar en contacto con restos de los roedores como son las heces, orina o saliva, y digo casi siempre porque pocas veces en la historia argentina se registró transmisión de Hantavirus entre humanos.
Pero dado que, como dije, se trata de varios virus, no hay vacunas específicas. El tratamiento suele ser con antivirales de amplio espectro y, en algunos casos, con suero de pacientes que tuvieron el virus (y se curaron) y sus anticuerpos son capaces de neutralizarlo.
El 14 de noviembre del año pasado se registró el primer caso de Hantavirus en Epuyén. La persona estuvo en contacto ambiental con algún resto (heces, orina o saliva) de uno de los roedores que transmiten el virus infectado (en esa zona geográfica, el vector suele ser el Colilargo). Hasta ahora todo normal, o por lo menos esperable: en 2018 hubo sólo 14 casos en la provincia de Chubut. Pero a las dos semanas se registraron cinco nuevos en la misma localidad y, dos semanas después, siete casos más, siendo estas últimas personas directamente relacionadas a las que sufrieron los primeros contagios.
Acá deberían haber empezado a sonar las alarmas. La pregunta obvia que surge es ¿se está transmitiendo el virus entre personas, lo que lo hace a la situación más compleja y difícil de contener?
Para responderla es necesario investigar y lo primero que se necesita descartar es si, a pesar de haber estado en contacto entre sí, estas personas pudieron haber sido contagiadas directamente por restos de Colilargos, como pasa casi siempre. Y para responder eso hacen falta estudios. En primer lugar, estudios de las poblaciones de roedores que hay en la zona para saber si esos roedores son o no portadores del virus. Todo eso es un proceso bastante complejo que abarca desde la trampa que captura a los ratoncitos hasta el análisis molecular que determina si tal o cual ratón está o no infectado, y con qué virus.
Los primeros días de diciembre, cuando se empezaron a registrar casos en la ciudad Epuyén, se realizó la primera Mesa de Contención Nacional donde la falta de información, junto con la sospecha de que podría tratarse de un virus con transmisión entre humanos, hizo que expertos del CONICET y otras instituciones recomendaran declarar la alerta y evitar que haya viajes al lugar.
Al principio, tal vez con el fin de evitar los daños a la economía local y evitar generar un estado de alarma en la población, no lo hicieron. Pero con la confirmación de la cuarta muerte y la noticia en diferentes medios, el 18 de diciembre, finalmente declararon el alerta.
Actualmente, con el brote declarado, con un número de casos superior a lo esperado para todo el año en todo el país concentrados en una localidad y la posibilidad de la transmisión inter humana, se han tomado algunas medidas: las personas con sospecha y confirmados de esa localidad se encuentran aisladas, la Secretaría de Salud recomienda no viajar hacia la zona y la resolución 7/19 de la Intendencia de Epuyén prohíbe las reuniones públicas en espacios cerrados.
Se están confirmando casos en otras provincias, sí. Pero hasta ahora no están relacionados con el brote de Epuyén, donde el virus que está circulando es de la cepa Andes Sur. Todos los casos de otras provincias corresponden a otros Hantavirus distintos a Andes Sur y su transmisión al humano es la habitual (a través de restos de los ratones). Además, son lugares donde todos los años notifican casos de Hantavirus.
Entonces, ¿no pasa nada y es algo totalmente habitual? No. El brote que ocurrió en el sur dejó en claro que es necesario que exista mejor coordinación entre los municipios, las provincias y la nación para contener en caso de que ocurra una situación similar. Además, los recortes presupuestarios que afectaron a todo el sistema científico se hicieron notar: según la Red Argentina de Investigadorxs de Salud, por falta de fondos no se realizaron los estudios ambientales que permiten saber qué tipo de contagio se está produciendo (entre humanos o el habitual por contacto con ratones).
A todo este cuadro hay que sumarle el ruido comunicacional: resonó en varios medios que a uno de los dos institutos donde usualmente se analizan las muestras sospechosas de Hantavirus esta vez no le permitieron llevar adelante los análisis y que se concentraron todos los estudios en sólo uno de ellos, el Malbrán, que queda en CABA. También se dijo que todo daba a pensar que el otro instituto, el Maiztegui de Pergamino, iba a terminar cerrando. Luego este último aclaró en un comunicado que si bien es cierto que las muestras de Hantavirus sólo se van a procesar en el Malbrán, el Maiztegui va a seguir funcionando porque es referencia en muchísimas enfermedades virales humanas como son el Dengue, Zika, la Fiebre Amarilla, y la Fiebre Hemorrágica Argentina (ellos producen la única vacuna que se fabrica en el país) entre otros.
Resumiendo: ¿Tenemos Hantavirus en el país? Sí. ¿Es mortal? Sí, dependiendo de la cepa puede llegar a un 40% de mortalidad, pero eso no quiere decir que haya una situación epidemiológica extendida. ¿Es un brote masivo? No necesariamente. ¿Es preocupante, entonces? No sabemos. ¿Cómo podemos saberlo? Está difícil. Lo primero que podemos hacer, como comunidad de científicos y expertos, pero también como público general, es reproducir información clara para evitar pánico innecesario y malas decisiones políticas. Por lo pronto, los mensajes plagados de temor de mi mamá que me llegan cada vez que se confirma un caso me hacen pensar que no se está comunicando correctamente lo que pasa, y eso es responsabilidad de todos.
Fuente: https://elgatoylacaja.com.ar/