El centro médico comunitario abrió sus puertas el 17 de marzo de 1917, como iniciativa conjunta del doctor Ardoino y vecinos con el fin de establecer una sala de primeros auxilios a disposición de la comunidad, especialmente para sectores que no podían acceder a servicios de salud.

El 17 de marzo de 1917, la Casa de Auxilio de Ramos Mejía (CARM), institución histórica y representativa de la localidad, fue fundada cuando no existía la salud pública como tal a partir de la iniciativa del doctor Ardoino, junto con otros vecinos, para establecer una sala de primeros auxilios a disposición de la comunidad, especialmente de aquellos sectores que no podían abonar los servicios. Con el apoyo vecinal y la dirección médica de especialistas que aportaban tiempo y dinero de su bolsillo, fue creciendo y se convirtió en una referencia matancera.
A 105 años de su fundación, el centro médico comunitario, presidido por el arquitecto Arturo Ter Akopian, cuenta con cerca de 4.000 socios fijos, recibe un promedio de 500 personas por día y festejó este nuevo aniversario junto a vecinos y con una cena solidaria: “Promovemos el bienestar general, otorgando salud de calidad y accesible a toda la comunidad, impulsando el empoderamiento colectivo y fomentando el pensamiento crítico comunitario en cuestiones sociales, políticas y económicas, ya que esa es nuestra misión”, afirmaron desde la asociación civil.

En diálogo con El1 Digital, Aram Ter Akopian, miembro de la Comisión Directiva de la CARM, compartió el secreto del éxito: “Los números son totalmente trasparentes y bien claros, nadie roba, nadie se lleva nada que no le corresponde, y esa es la esencia fundamental de la institución, que hoy en nuestra sociedad es difícil de encontrar”, aseguró, y agregó que “el dinero está bien administrado porque hay una gestión que se ocupa de que haya excedentes que se reinvierten en la institución, ya sea en obras o equipamiento de última tecnología”.

Asimismo, Ter Akopian destacó: “Somos una rara avis, una institución única en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA)”. La Casa de Auxilio no recibe ningún tipo de subvención, subsidio, préstamo o aporte, ni por parte del Estado ni de manera privada a beneficio. “Por eso, en cada consulta se paga un abono para que la institución se pueda solventar y afrontar los gastos de sueldos y mantenimiento del edificio, que son de un tercio de lo que vale una consulta en cualquier centro médico de la zona, y de ahí viene el éxito de la institución: viene mucha gente porque los valores son accesibles al bolsillo”, destacó Ter Akopian.

Servicio y prestaciones

De acuerdo a Ter Akopian, la Casa de Auxilio ofrece un programa de salud que tiene dos partes. Una ofrece descuentos en las consultas y cobertura con sistema de ambulancia y universal assitance; por otra parte, brinda el programa «MBA+»: “Como la institución no tiene internación, porque no tiene la capacidad de afrontarlo, ofrece al asociado la posibilidad de internarse si contrata un seguro a través de la subpatronal con la cual, ante cualquier situación o intervención quirúrgica, es un seguro”, explicó.

Por otra parte, aseguró que los afiliados, socios o personas que se atienden en la institución “son personas que tienen obras sociales de mala calidad, que no tienen obra social o prepaga, o si lo tienen es de mala calidad, y mucha gente con PAMI”. Para Ter Akopian, esto se debe a la vocación de servicio: “Hay una actitud desde la institución de resolver problemas, aquí la atención es más rápida y de mejor calidad. Hay un espíritu de ser útil para la comunidad”.

Legado

Según investigadores del CONICET y entidades de salud provinciales y nacionales, la Casa de Auxilio es la única que queda de su tipo con esta envergadura en el AMBA. “Sigue respetando su génesis original, es gestionada al ciento por ciento por vecinos, la gente viene ad honorem y no cobra por su trabajo o realización, como es el caso de mi padre, Arturo, quien preside hace 30 años”, remarcó Ter Akopian. Actualmente, la institución cuenta con 70 médicos y 30 trabajadores en relación de dependencia, y desarrolla variadas prácticas con estudios de diagnóstico por imágenes.

“Todo esto señala que no es una salita de primeros auxilios, sino un centro médico que año a año crece, aumenta la cantidad de prestaciones, la calidad de sus servicios; y, en los últimos cinco años, ha habido un gran avance en la incorporación y mejoras de prácticas”, destacó. Por su parte, Arturo Ter Akopian aseguró: “Me enorgullece seguir formando parte de esta comunidad que defiende el derecho a la salud, llama a la reflexión y promueve el bienestar ciudadano».