La obra artística fue pintada en una pared de 33 metros de ancho por 5 metros de alto, ubicada en Avenida Gaona y Teniente General Ricchieri. La imagen plantea una mirada y unificación de la tecnología en avance y el cuidado del medio ambiente.
Este mes, la pared ubicada en Avenida Gaona y Teniente General Ricchieri, en Ramos Mejía, cambió su estética. Es que, los artistas matanceros Elbio Diego Hernández, Tamara Núñez Monzón, Juan Bringas, Salome Díaz, Marcela Tolosa, Gerardo Sosa y Mauro Gauto fueron convocados por Majo Echarri para transformar el muro, de 33 metros de ancho por 5 metros de alto, con sus estilos y talentos. La obra plástica se desarrolló en el marco del proyecto “Embellecimiento Urbano”, creado por la Secretaría de Cultura y Educación de La Matanza.
La temática de la creación artística plantea una mirada y unificación de la tecnología en avance y el cuidado del medio ambiente, buscando una conciencia más plena desde el lugar de los artistas, cuya semilla aportada es el embellecimiento de los barrios matanceros con mensajes. Para plasmarla utilizaron varios materiales, como tizas, cinta métrica, rodillos, pinceles, chocla, andamios, escalera y pintura látex exterior.
“El mural nos llevó diez días, en jornadas de seis a siete horas diarias, de miércoles a viernes, ya que muchos tenemos otras ocupaciones. Como sabemos que en esta etapa del año primaveral hay varios días de lluvia, hubo ocasiones en las que no pudimos pintar, así que lo realizamos en todo el mes de septiembre”, explicó Hernández en diálogo con El1 Digital.
En cuanto a las etapas del proceso, primero se armó el boceto, luego se hizo un fotomontaje con la pared para ver medidas y cuestiones estéticas, por ejemplo, reacomodar algunos elementos plásticos como el color, direcciones de fuerza, movimiento urbano, o esquivar una columna que molestara a la claridad e impacto de la imagen. Después, pasaron el boceto usando una cuadrícula, que es una de varias técnicas para trasladar un diseño a una pared. Acto seguido, arrancaron a dibujar y a fondear, a continuación, con los colores y las formas, y terminaron con los detalles y retoques finales.
“El balance es muy positivo, creo que todos somos felices pintando, es algo que nos gusta mucho. Las repercusiones son lo mejor de todo, cuando pasa el vecino o la vecina y te felicita, ¡es mágico! Llevar arte a las calles es divertido y emocionante, ya que no sabés qué puede suceder con la gente, por lo general siempre es valorado y bien agradecido”, destacó Elbio.
Asimismo, el artista subrayó: “Agradezco a la gente que tira buena onda a estas movidas culturales. Invitamos a que vayan, vean la obra, se saquen fotos, bailen, ¡no sé! (risas), que se expresen, o solo la contemplen. Por último, resalto el cuidado y el respeto del arte urbano, para que perdure y siga siendo apreciado por la comunidad”.